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ya quince meses, que me inscribí en un grupo literario. Entré un poco
dubitativo y por una casualidad, que en la vida puede ser buena o mala. Las
dudas fueron desvaneciéndose día a día, y poco a poco me enganché a esta clase
como si fuera la hiedra. Todas las semanas necesito los ratitos, las tertulias,
los ejercicios, los sentimientos que me da este grupo. Los Machado, Alberti y
Lorca tendrían celos de un grupo literario como éste.
Como el cuadro de Da Vinci, todos sentados
alrededor de una mesa y aunque no sea la última cena, es merecedor de que lo
pinte un gran genio en el arte de plasmar sobre lienzo el instante de una tarde
cualquiera. Como si estuviera en el museo del Louvre, me dispongo a sacar sus
luces, colores y sombras. En el centro presidiendo la obra, Ifi, a quien cambiando
una sola letra de su apellido, la define perfectamente ya que quedaría como “Buena”.
Porque ella es así: buena, generosa,
amable, campechana, cariñosa…etc., paro, porque si no llenaría un libro. Dice de si
misma que su cuerpo es generoso en tamaño; al conocerla sé que tiene que ser así
para albergar tan gran corazón. Desde el centro, no sé si tirar a la derecha o a
la izquierda, dudo un poco, pero como a mi maestra le gustaría que empiece por
su izquierda, le hago caso. A su zurda se encuentran los hermanos Reyes; no son
apóstoles ni falta que les hacen para ser como son. Aunque Pepi no lleve el
apellido Reyes, la mujer de José forma parte de esta familia. Ella es nuestra
observadora, se ríe con nuestras ocurrencias, se emociona con los momentos
tristes y se llena de vida con estos ratitos. Sigo observando, y llego a José,
perdón el señor José, con su porte de actor de cine de los años sesenta y su
voz de narrador; como se dice por estas tierras “es muy buena gente”. Dejando a
José a un lado llego a Sole, que le da ese humor a las cosas que sólo ella sabe
darle, es cariñosa y amable. Llega Isabel, nuestra poeta, que impregna su pluma
en su corazón para escribir tan bonitos versos. Si con su cabeza y su corazón
es un portento, con sus manos hace unos dulces dignos de reyes y unos bolillos
que envidiaría cualquier artesana. Mary
hace presencia en este magnífico cuadro, con ella comprendí el dicho de que las
esencias y las cosas buenas vienen en tarros pequeños. Paso a Mary Pepa, que la
veo como el pájaro que después de tantos años en su jaula, queda en libertad,
cantando y recuperando su esplendor. Después de Mary Pepa me fijo en Concha, en
sus ojos veo tristeza por la pérdida del ser, al que tanto amor le dio. El
siguiente soy yo, pero como sólo me sacaría defectos, no me entretengo y paso a
Regli. Regli se guarda mucho por su timidez, aunque de vez en cuando nos regala
esas perlas en forma de poemas. He aquí a don Gonzalo, que es la salsa que
requiere todo plato, con su punto de picante; él la regala con generosidad y es
de Burgos, que no lo puede ser cualquiera. Vuelvo al centro y perdóname Ifi
pero voy a tener que tirar a la derecha. Estamos con Antonia, una mujer
sencilla, amable y muy educada, ilusionada de formar parte de esta gran obra.
Pasamos a María José que con su sonrisa lo inunda todo; es nuestra periodista
de investigación, le gusta bucear por los personajes, las obras y hurgar en
archivos y bibliotecas. Me fijo en Julio que es poeta, como fue Machado, Lorca
y Miguel Hernández, en sus versos ha dado esplendor a la mujer, flores y sobre
todo al amor. Paso a Carmen Hernández, que tiene el don de hacer las cosas
difíciles, fáciles y bonitas, sea poesía, prosa, todo lo que se proponga. Con
Luisa ya pasamos a palabras mayores, os lo dice un humilde escribidor, que es
una magnifica escritora, lo hace todo bien, bonito y perfecto. Voy llegando a
Gloria, una soñadora que nos regala sus escritos y su presencia en este lienzo.
Antonia Vázquez, no está pintada del
todo, pues sólo de vez en cuando nos visita. Mila es muy buena compañera, que deja sus
pinceladas en este cuadro. No quiero olvidarme de Juan Antonio, tranquilo y
sereno está en este cuadro y nos concede una sonrisa cuando sus mejillas se sonrojan
por las cosas que le dice María José. Dejo a la última a Paqui o mejor dicho a
doña Francisca, porque es especial, sabe estar en todos los sitios y momentos,
le da un toque de humor a la vida. Podía estar horas hablando de ella, porque
Paqui es así y más. Observo que este cuadro no está terminado, tiene espacios
vacíos donde el pintor está plasmando nuevos personajes, como Carmen, Isabel, Blasi,
la otra Carmen, las hermanas Loli y Mercedes que poco a poco vamos conociendo y
es que este maestro pintor tiene la habilidad de pintar a buenas gentes.
En
un rincón aprecio una puerta sencilla, sin molduras, blanca y como dice nuestra
maestra parece mágica, se cierra y no deja pasar el ruido. Yo llegaría más
lejos, deja fuera los problemas, las penas, las cosas malas y deja pasar lo
bueno de las personas. Ya lo dije al principio de este escrito: envidia tendría
Machado, Lorca y Hernández de este grupo.
Así es Patrimonio Literario, que debería
ser recetado por los médicos y se ahorraría mucho dinero en medicinas. Sólo
decir que estoy muy orgulloso de formar parte de esta clase. Como dije al
principio, la casualidad de que mi mujer conociera a Ifi y le hablara de esta
clase, al final fue buena.
JESÚS
MONGE CARAVACA
Diciembre/2010
3 comentarios:
Jesús es el autor de este retrato de la clase. El no se quiere describir porque es muy humilde. Jesús es una persona encantadora, amigo de sus amigos, generoso,inteligente, se supera día a día, pues nada más hay que ver como escribe y además es guapo. ¡Bravo por Jesús!
LUISA DICE:
El relato de Jesús además de ser muy entrañable está muy bien escrito, a mi me ha emocionado y me he sentido orgullosa de estar en una clase con gente como él y como la que describe. Porque es cierto que somos una "Generación de IFI" con los mismos respetos y casi cualidades que la Generación del 27.
9 de Diciembre de 2010
Jesús es tanta la emoción q tengo al leer como nos has descrito,que no tengo palabras"con todo lo que hablo", me has dejado muda.
Pero si te digo una cosa,"eres el hijo que toda madre quisiese tener.
PAQUI MARQUEZ
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